Tomate cherry
El tomate cherry es una de las variedades de tomate más consumidas; por su sabor, sus propiedades y también por su versatilidad. Se caracteriza por su pequeño tamaño, su color rojo oscuro y su redondez. Hoy te contamos todo lo que necesitas saber sobre el tomate cherry. ¡Atención!
¿Cuáles son los beneficios para la salud de los tomates cherry?
- Fuente de vitamina A:
Contiene una importante cantidad de vitamina A, básicamente en forma de carotenoides. Estos pigmentos son, a su vez, los responsables del color de esta hortaliza. La vitamina A es esencial para la piel y los dientes. También contiene licopeno, que es antioxidante y protege contra el cáncer de próstata.
- Fuente de vitamina C:
¿Sabías que una ración de tomates cherry (unos 10-12) cubre el 61% de la ingesta recomendada de vitamina C que necesitas? Esta vitamina es un potente antioxidante ya que retrasa el envejecimiento celular.
- Fibra:
importante para su salud digestiva.
- Fuente de potasio y fósforo:
el primero ayuda a tu sistema nervioso y el segundo a producir energía.
Debes saber que las propiedades del tomate cherry son las mismas que las de las otras variedades de tomates, como los raf, los monterosa o los pera. La única diferencia es la medida y, dependiendo del estado de maduración, su sabor.
¿Qué sabor tiene el tomate cherry?
Los tomates cherry se caracterizan por tener un sabor muy dulce, más que el tomate normal, un poco ácido, sabroso y muy aromático. Su textura es carnosa y jugosa y explotan en la boca cuando te los comes enteros; una auténtica delicia para el paladar.
4 curiosidades sobre el tomate cherry
- Esta variedad de tomate recibe este nombre por su parecido con una cereza (cherry, en inglés).
- En sus inicios, la tomatera se utilizaba como planta ornamental, y no fue hasta finales del siglo XVIII cuando comenzó a cultivarse con fines alimentarios, aumentando su consumo hasta hacerse muy popular.
- Aunque los más habituales son los de color rojo, también existen tomates cherry amarillos, naranjas, marrones y granates y de diferentes variedades: cherry pera, cherry redondo, cherry Brumato, etc.
- Aquellos tomates cherry que se venden con rama, ¡no la quites! pues ayudan a su conservación.
Recetas fáciles y rápidas con tomates cherry
Te lo hemos comentado antes y lo volvemos a repetir: los tomates cherrys son súper versátiles, así que podrás preparar distintas recetas. En crudo son ideales para ensaladas, para preparar brochetas o como snack de media mañana o para merendar. Gracias a su tamaño, los cherrys son ideales para que los más pequeños coman verdura entre horas, pueden ser sus chucherías saludables.
También son perfectos cocinados, para acompañar carne y pescado, una pizza, una focaccia, un plato de pasta y hasta una quiche
Albahaca
Convertida en un icono de la cocina italiana, la albahaca es una planta muy extendida por toda la cocina mediterránea, pero con muchas variedades y usos diferentes que la alzan como una de las hierbas aromáticas más populares del mundo. Su inconfundible aroma embriaga con solo rozar las hojas frescas y aporta un sabor fresco, dulzón y muy penetrante, mucho más tenue en el formato de especia seca. Se puede consumir en crudo o cocinada, y admite multitud de maridajes y preparaciones diferentes.
Esta hierba además tiene usos ornamentales y es un cultivo habitual de jardines de primavera y verano, pues crece mejor con temperaturas cálidas y ayuda a ahuyentar mosquitos y otros insectos, protegiendo así a plantas más decorativas y florales, como los geranios. También se utiliza en la industria coméstica e incluso se emplea, cada vez más, en el mundo dulce.
¿Qué es la albahaca?
La llamamos comúnmente planta aromática o especia, pero la albahaca es, específicamente, una hierba de la familia de las lamiáceas, plantas con flores de las que hay cientos de géneros y varios miles de especies diferentes. La que nos ocupa hoy pertenece al género Ocimum, típico de climas tropicales, y su especie concreta se conoce como Ocimum basilicum.
Es una planta perenne anual, que no alcanza una gran altura aunque en ocasiones puede llegar a superar los 130 cm. Sus finos tallos se cubren de hojas que suelen ser ovaladas, más anchas o más finas, en ocasiones dentadas, con diferentes tonalidades de verde hasta el morado intenso, casi negro. Las flores se desarrollan a partir de espigas en la parte superior, tubulares y de color blanco o violáceo, de pequeño tamaño.
Existen multitud de variedades de albahaca, siendo la llamada de hoja de lechuga la más habitual en los comercios de nuestro país, de hoja más ancha y sabor fresco y dulzón. También abundan en regiones mediterráneas plantas de hojas más alargadas y finas, así como la albahaca morada o púrpura, con las hojas ligeramente dentadas.
En Asia estas variedades se multiplican, con especies de sabores más intensos y peculiares, algunas incluso ligeramente picantes, muy usadas en salsas especiadas como los currys de la India. Es muy popular, y ganando relevancia en Occidente, la albahaca tailandesa, algo más leñosa y con un color verde más claro, con matices violáceos. Su sabor es anisado, con toques de regaliz, y toques picantes cuando se consume fresca.
Orígenes y cultivo de una planta milenaria
La historia de la albahaca se pierde un poco en el tiempo, pues las diversas fuentes indican que ya se conocía y se cultivaba varios milenios atrás. Es originaria de climas tropicales, desarrollándose probablemente primero en zonas de África y, sobre todo, del sudeste asiático. A Europa llegaría desde la India gracias a las rutas comerciales hace más de dos mil años, asentándose pronto su cultivo en zonas mediterráneas.
Aunque la gran mayoría de denominaciones en distintos idiomas provienen del griego βασιλικόν (“basilikón”), adaptado por el latín a basilius, en castellano perduró la herencia árabe, tan común en ingredientes nuevos introducidos en la Península desde la Alta Edad Media, especialmente en lo concerniente a hierbas y especias.
Albahaca o alhábega derivan del hispano árabe alḥabáqa, que a su vez proviene del árabe clásico ḥabaqah. Las hojas de esta planta se empleaban con fines culinarios pero también medicinales y rituales. Los antiguos egipcios recurrían a sus fragrantes propiedades para embalsamar a los muertos, y en la Antigüedad Clásica se asociaba con significados fúnebres y también de poder y vigor o, incluso, de fecundidad.
Hoy la producción de albahaca está extendido en todo el mundo gracias a que se desarrolla bien en cultivos protegidos e invernaderos, pues necesita climas cálidos y tropicales para crecer en plenitud. No aguanta bien las heladas ni los ambientes muy secos, por lo que suele ser una planta más presente en los jardines cuando llega el buen tiempo primaveral.
Es una de las aromáticas que mejor se adaptan al interior de las viviendas domésticas, tanto sembrada desde semillas como a partir de plantas ya crecidas. Necesita buen sustrato, humedad constante sin encharcamientos, y varias horas de luz directa del sol, siempre protegidas del frío o los cambios bruscos de temperatura. Conviene vigilar que la maceta no sufra la visita de orugas o caracoles, muy aficionados a devorar las hojas.
Propiedades y beneficios
A pesar de que tratamos las hierbas como meros condimentos o aderezos, hay que recordar que las aromáticas como la albahaca también tiene propiedades beneficiosas para la salud. Además de sumar sabor y aroma sin tener que recurrir a salsas calóricas, exceso de sal o azúcares añadidos, destaca por su contenido en flavonoides, potentes antioxidantes que protegen frente a los radicales libres y previenen el envejecimiento prematuro.
Los mismos componentes volátiles responsables de su aroma tienen efectos antibacterianos y se le atribuyen propiedades antiinflamatorias. Su consumo se asocia, asimismo, a efectos beneficiosos en los procesos digestivos, y también se le adjudican propiedades relajantes, antiespasmódicas y analgésicas.
Destaca su contenido en vitamina C, betacarotenos y ciertos minerales, aunque normalmente consumimos tan poca cantidad de esta hierba que sus nutrientes son apenas un añadido más dentro de una dieta saludable. Sin duda, el mayor beneficio que nos aporta es el placer culinario, que puede tener efectos relajantes o como estimulante del apetito, según las sensaciones que inspire su aroma en cada persona.
Cómo elegirla, conservarla y utilizarla en la cocina
Tal y como sucede con cualquier hierba fresca, una vez cortada es muy delicada y conviene usarla rápidamente. Si la compramos en porciones, hay que fijarse en la fecha de envasado además de la de consumo preferente, y comprobar el estado de las hojas y el extremo de los tallos. Cuanto más verde, brillante y tersa, mejor nos aguantará.
No hay que lavarla hasta el momento de utilizarla, pero sí alargaremos su conservación si envolvemos las hojas, con sus tallos, en hojas de papel de cocina muy húmedas, colocadas dentro de una bolsa de cierre hermético dentro de la nevera.
Para disfrutar al máximo de sus propiedades aromáticas lo mejor es añadirla siempre al final, o en los últimos instantes de cocción, o directamente antes de servir. Se pueden consumir las hojas enteras, directamente crudas -lavadas y secas con mucha delicadeza-, o también picadas, cortadas en tiras o machacadas, si se busca liberar sus aceites y jugos naturales.
Otra posibilidad es emplearla para infusionar y aromatizar caldos, agua fresca, sopas, salsas o aceite de oliva virgen extra, en cuyo caso sí podemos aplicarle calor, suave. Los tallos son comestibles aunque amargan un poco, al igual que las flores, de aroma más sutil, además de decorativas.
Se pueden congelar las hojas crudas en cubiteras cubiertas de agua o de aceite, y es posible secarlas con deshidratadora, en el horno a potencia mínima o dejándolas colgadas al aire, en un ambiente seco y cálido. La albahaca seca se convierte así en una especia de larga conservación, aunque pierde parte de sus aromas y también ese frescor característico.
Receta : Ensalada de Aguacate, tomate y albahaca
Ingredientes
12 tomates cherry
2 aguacates
Albahaca fresca
Aceite de oliva
Sal
Zumo de limón
5 Min | FACIL | 4 personas
Elaboración
No vais a tardar nada en preparar la ensalada así que merece la pena hacerlo con dedicación y cuidado. Comenzamos cortando los tomates,por la mitad para después ponerlos en un bol o plato para ensalada.
En cuanto a los aguacates, los dejamos para el último momento para que no se oxiden y guarden su bonito color verde. En ese momento, los abriremos por la mitad y cortamos en rodajas o gajos de tamaño similar a los del tomate incorporándolos al bol con los tomates.
Sólo nos faltará añadir a la unas hojas frescas de albahaca, partidas en pequeños trozos, para que así aporten su perfume a nuestra refrescante ensalada veraniega.
Para aliñar, incorporamos un pellizco de sal, tres o cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen extra y el zumo de limón. Removemos con cuidado para no romper los aguacates y servimos con un cucharón en los platos de los comensales.
Si haces la ensalada de tomate. aguacate y albahaca¡coméntame!. Toma una foto y etiquétala #………. en Instagram (¡o pégala!) para que la pueda ver, ¡me encanta y alegra ver lo que preparas!.